
Cómo defenderte ante una demanda judicial por impago
Publicado el 31 de marzo de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 20 min
Índice
Introducción
Enfrentarse a una demanda judicial por impago puede ser una experiencia abrumadora, especialmente si no se cuenta con conocimientos legales previos. Este tipo de procedimientos puede tener consecuencias económicas y legales importantes, desde embargos hasta la inclusión en registros de morosidad. Por eso, es fundamental saber cómo actuar desde el momento en que se recibe la notificación de la demanda y entender las herramientas legales disponibles para organizar una defensa efectiva.
El impago de una deuda puede deberse a múltiples factores: desde dificultades económicas puntuales hasta discrepancias sobre los términos del contrato original. Sea cual sea la causa, una demanda por impago no significa que la causa esté perdida. La ley contempla mecanismos de defensa para el deudor, siempre y cuando actúe dentro de los plazos legales establecidos y con el asesoramiento adecuado.
Este artículo está diseñado para ofrecer una guía clara y práctica sobre cómo defenderte ante una demanda de este tipo. Abordaremos todos los aspectos clave del proceso, desde la notificación inicial hasta las posibles resoluciones judiciales, pasando por la recopilación de pruebas, el papel del abogado defensor y las estrategias legales más habituales.
⚖️ Importante: El desconocimiento del proceso judicial no te exime de sus consecuencias. Actuar de manera informada y dentro de los plazos es clave para proteger tus derechos y minimizar los daños.
También veremos qué ocurre si no respondes a tiempo, cuáles son los riesgos de no acudir al juicio y cómo puede afectarte una sentencia desfavorable. Además, te explicaremos los costes implicados, cómo buscar asesoramiento gratuito o de bajo coste y qué hacer si no puedes afrontar el pago de la deuda en ese momento.
En definitiva, esta guía busca empoderarte con información útil para tomar decisiones acertadas frente a una situación compleja. Ya seas particular o autónomo, saber cómo reaccionar ante una demanda judicial por impago es el primer paso para recuperar el control y defender tus intereses con firmeza.
¿Qué es una demanda por impago?
Una demanda por impago es un procedimiento judicial iniciado por una persona física o jurídica (el acreedor) con el objetivo de reclamar una deuda que considera impagada por parte de otra persona o entidad (el deudor). Este tipo de acciones legales es frecuente en el ámbito civil y mercantil, y puede derivarse de impagos de préstamos, facturas, alquileres, servicios prestados o cualquier otra obligación económica contraída contractualmente.
El proceso se inicia con la presentación de una demanda ante el juzgado correspondiente. En dicha demanda, el acreedor debe aportar la documentación que acredite la existencia de la deuda, como contratos, facturas, recibos bancarios, correos electrónicos u otros medios probatorios. El objetivo es que el juez valore la legitimidad del reclamo y, en su caso, dicte una resolución que obligue al deudor a saldar la cantidad adeudada.
Existen diferentes vías procesales según la cuantía y la naturaleza de la deuda:
- Proceso monitorio: utilizado para reclamar deudas líquidas, vencidas y exigibles sin necesidad de juicio ordinario.
- Juicio verbal: para reclamaciones de hasta 6.000 euros, con tramitación más rápida.
- Juicio ordinario: para cuantías superiores o cuando el caso requiere mayor complejidad probatoria.
⚠️ Atención: Recibir una demanda no implica que la deuda sea automáticamente válida. Tienes derecho a defenderte, aportar tus pruebas y alegar tus argumentos. Ignorar la demanda puede conllevar una sentencia en rebeldía que te obligue a pagar sin haber sido escuchado.
La demanda por impago puede afectar gravemente tu situación financiera y tu historial crediticio. En caso de ser estimada por el juez, podrías enfrentarte a embargos de cuentas bancarias, nóminas o bienes, así como a la inclusión en listas de morosos. Además, los intereses de demora y las costas judiciales pueden incrementar notablemente la cantidad inicial reclamada.
Por tanto, es fundamental conocer tus derechos y obligaciones ante una reclamación de este tipo. Consultar con un abogado especializado puede marcar la diferencia entre una defensa eficaz o la imposición de una condena económica injusta. A lo largo de este artículo, exploraremos cómo responder adecuadamente a este tipo de demandas, las estrategias legales disponibles y los pasos a seguir para proteger tus intereses.
Notificación de la demanda
La notificación de una demanda judicial por impago es el punto de partida del procedimiento legal. Este paso es fundamental, ya que marca el momento en el que el demandado toma conocimiento formal de que existe una reclamación en su contra. A partir de la notificación, comienzan a correr los plazos legales para contestar la demanda, presentar pruebas o incluso llegar a un acuerdo con la parte demandante. Por tanto, es crucial saber cómo funciona este proceso y qué hacer en cuanto se reciba la comunicación.
La notificación suele realizarse a través de los siguientes medios:
- Correo certificado con acuse de recibo: el juzgado envía la demanda al domicilio del demandado, y se requiere firma para acreditar la recepción.
- Acto de notificación personal: un funcionario judicial (como el agente judicial o el procurador) entrega la documentación en mano.
- Tablón judicial o BOE: si no se localiza al demandado, la notificación puede realizarse mediante edictos publicados en el Boletín Oficial del Estado.
Una vez que la demanda ha sido notificada, el demandado tiene un plazo limitado para responder. En el proceso monitorio, por ejemplo, el plazo suele ser de 20 días hábiles. Ignorar la notificación o dejar pasar los plazos puede tener consecuencias graves, como una sentencia en rebeldía o la ejecución inmediata de la deuda.
📌 Consejo clave: No ignores nunca una notificación judicial. Incluso si consideras que la deuda es injusta o ya ha sido pagada, es esencial presentar tu defensa por escrito dentro del plazo establecido. De lo contrario, perderás la oportunidad de defender tus derechos.
Es recomendable conservar una copia de todos los documentos recibidos, así como cualquier prueba de la fecha y forma de notificación. En caso de duda, consultar con un abogado desde el primer momento puede ayudarte a entender el contenido de la demanda y a preparar una respuesta adecuada. Una buena estrategia comienza desde el instante en que se recibe la notificación, por lo que actuar con rapidez y precisión es vital.
Plazos para contestar
Una vez recibida la notificación de una demanda por impago, se inicia un periodo crucial para el demandado: el plazo para presentar su contestación o alegaciones. Estos plazos están regulados por la Ley de Enjuiciamiento Civil y varían en función del tipo de procedimiento judicial que se haya iniciado. Respetar los tiempos es fundamental, ya que no contestar a tiempo puede tener consecuencias jurídicas muy desfavorables, como una sentencia automática en contra.
A continuación, se detallan los plazos más habituales según el tipo de procedimiento:
- Procedimiento monitorio: 20 días hábiles para pagar la deuda, oponerse o presentar alegaciones.
- Juicio verbal: 10 días hábiles para contestar desde la admisión a trámite de la demanda.
- Juicio ordinario: 20 días hábiles para presentar la contestación a la demanda.
⏳ Importante: Los días hábiles no incluyen fines de semana ni festivos, por lo que es esencial contar correctamente el plazo para evitar errores. Se recomienda acudir a un abogado inmediatamente después de recibir la notificación para preparar adecuadamente la respuesta.
En ocasiones, es posible solicitar una prórroga del plazo para contestar, especialmente en procedimientos complejos o si existen causas justificadas. Sin embargo, esta solicitud debe hacerse dentro del periodo original y debe ser autorizada por el juez. No confiarse ni esperar al último momento es clave para preparar una defensa sólida y recopilar la documentación necesaria.
Ignorar estos plazos puede resultar en una condena en rebeldía, lo que implica que el juez resolverá sin escuchar al demandado, presumiendo como ciertos los hechos expuestos por el acreedor. En estos casos, el proceso puede avanzar rápidamente hacia la ejecución de la deuda, incluyendo embargos o anotaciones negativas en registros de morosidad.
Por tanto, responder dentro del plazo es una obligación legal y una oportunidad para hacer valer tus derechos. Incluso si reconoces la deuda, el plazo puede usarse para negociar un acuerdo, ofrecer un plan de pagos o exponer cualquier error en la demanda presentada.
Cómo preparar la defensa
Preparar una defensa sólida ante una demanda judicial por impago es un paso esencial para proteger tus derechos y minimizar las posibles consecuencias legales. Aunque la situación pueda parecer intimidante, contar con una estrategia clara, documentos bien organizados y asesoramiento legal adecuado puede marcar la diferencia entre una resolución favorable y una condena que afecte gravemente tu economía.
El primer paso es leer detenidamente el contenido de la demanda. Es fundamental identificar qué se te reclama, en base a qué documentos y qué argumentos presenta la parte demandante. A partir de ahí, tu defensa deberá centrarse en desmontar esos argumentos o en justificar por qué no procede el pago reclamado.
Para estructurar una defensa eficaz, considera los siguientes pasos:
- Reunir documentación: recopila todos los contratos, facturas, correos electrónicos, justificantes de pago, y cualquier prueba que respalde tu posición.
- Analizar posibles errores: verifica si la deuda ya fue pagada, si la cantidad reclamada es incorrecta o si existen vicios formales en la demanda.
- Buscar testigos: si hay personas que puedan acreditar tu versión de los hechos, considera incluir sus declaraciones.
- Valorar acuerdos extrajudiciales: en algunos casos, puede ser útil contactar con la parte demandante para llegar a un acuerdo que evite el juicio.
- Contar con representación legal: un abogado especializado podrá ayudarte a identificar la mejor estrategia y redactar la contestación a la demanda de forma profesional.
✅ Consejo útil: No improvises. Cuanto más tiempo dediques a preparar tu defensa desde el primer momento, más opciones tendrás de obtener un resultado favorable. Incluso si reconoces parte de la deuda, puedes negociar condiciones de pago o reducir los importes reclamados si detectas errores o abusos.
Otro punto clave es entender el enfoque del juez. La defensa debe presentarse de forma clara, estructurada y respaldada con pruebas sólidas. Evita alegaciones genéricas o sin base documental, ya que restan credibilidad a tu versión. Además, presentar una actitud colaboradora y respetuosa en todo momento suele jugar a tu favor en el desarrollo del proceso judicial.
Por último, recuerda que preparar tu defensa no solo implica responder al contenido de la demanda, sino también anticiparte a posibles contraargumentos y tener claro tu objetivo: absolución, archivo del procedimiento, reducción de la deuda o facilidades de pago. Una buena estrategia legal comienza con una preparación meticulosa.
Documentos necesarios
Una parte fundamental en la preparación de tu defensa ante una demanda judicial por impago es la recopilación de todos los documentos que puedan acreditar tu posición. Contar con la documentación adecuada no solo te permitirá rebatir las alegaciones del demandante, sino que también demostrará al juez que has actuado con diligencia y buena fe. La fuerza de tu defensa muchas veces depende directamente de las pruebas que presentes.
A continuación, se enumeran los documentos más relevantes que deberías reunir, dependiendo del tipo de deuda y del contexto en el que se haya originado:
- Contrato original: ya sea de préstamo, arrendamiento, compraventa o prestación de servicios. Este documento define las condiciones acordadas entre las partes.
- Justificantes de pago: transferencias bancarias, recibos, extractos de cuenta o cualquier comprobante que demuestre pagos realizados.
- Correspondencia electrónica: emails o mensajes en los que se haya hablado sobre el pago, renegociación de deuda, incidencias o acuerdos.
- Facturas emitidas o recibidas: especialmente si están firmadas o aceptadas por la otra parte.
- Reclamaciones previas o burofaxes: tanto si los has enviado tú como si los recibiste.
- Documentos que acrediten errores: por ejemplo, si la cantidad reclamada es incorrecta o la deuda ya está cancelada.
🗂️ Recomendación práctica: Escanea o digitaliza todos los documentos relevantes y guárdalos en una carpeta organizada por fechas o temáticas. Esto facilitará enormemente el trabajo de tu abogado y permitirá una presentación clara ante el juzgado.
También es útil contar con testigos o declaraciones juradas si hubo acuerdos verbales o situaciones que no quedaron por escrito. Si la deuda deriva de una relación comercial, puedes incluir presupuestos, albaranes de entrega, informes de servicio o cualquier evidencia que respalde tu versión de los hechos.
Recuerda que la carga de la prueba recae sobre quien alega. Por tanto, si el demandante afirma que existe una deuda, debe demostrarlo; y tú, como parte demandada, puedes desmontar esos argumentos con pruebas sólidas y documentadas. Preparar bien esta fase es clave para el éxito de tu defensa.
Posibles estrategias legales
Al enfrentarte a una demanda judicial por impago, una de las decisiones más relevantes es definir la estrategia legal que utilizarás para defenderte. Esta estrategia dependerá de las circunstancias del caso, la documentación que tengas, tu capacidad económica y los objetivos que persigas: desestimar la demanda, reducir la cuantía reclamada, ganar tiempo o llegar a un acuerdo extrajudicial.
A continuación, se presentan algunas de las estrategias legales más habituales que puedes considerar con el asesoramiento de un abogado especializado:
- Negar la existencia de la deuda: si no existe relación contractual o si el demandante no acredita la obligación con pruebas claras y suficientes.
- Alegar el pago total o parcial: presentando recibos, transferencias o cualquier prueba que justifique que ya has abonado lo reclamado.
- Impugnar la cantidad reclamada: en caso de errores en el cálculo, intereses abusivos o inclusión de conceptos no pactados.
- Prescripción de la deuda: si ha pasado el tiempo legal sin que el acreedor haya ejercido su derecho a reclamar.
- Falta de legitimación: si quien demanda no es el titular real del crédito o no tiene capacidad legal para hacerlo.
- Vicios en el procedimiento: como notificaciones defectuosas, documentos incompletos o errores de forma.
⚖️ Ejemplo práctico: Si se te reclama una deuda por un préstamo que vendiste a un tercero sin haber notificado al acreedor, podrías alegar la falta de legitimación activa del demandante como estrategia de defensa.
Además de las estrategias procesales, también puedes plantearte soluciones extrajudiciales. En muchos casos, los demandantes están abiertos a negociar un acuerdo de pago fraccionado, una quita o una dación en pago. Esto puede evitarte los costes judiciales y proteger tu historial crediticio.
Elegir la estrategia adecuada requiere un análisis profundo del caso, de la documentación disponible y de la posición del demandante. Por ello, es aconsejable contar con el acompañamiento de un profesional legal desde el primer momento. Una defensa sólida y bien fundamentada no solo puede ayudarte a evitar una sentencia en tu contra, sino que también te ofrece la oportunidad de cerrar el conflicto en mejores condiciones.
¿Qué pasa si no contestas?
Ignorar una demanda judicial por impago es uno de los errores más graves que puede cometer una persona demandada. No responder en tiempo y forma implica asumir consecuencias legales automáticas que pueden afectar directamente a tu patrimonio, tu historial financiero y tu capacidad de defensa. Aunque no estés de acuerdo con la reclamación, o incluso si crees que es un error, el sistema judicial seguirá adelante si no actúas.
Cuando no se contesta a una demanda dentro del plazo legal correspondiente, el tribunal puede declarar al demandado en situación de “rebeldía procesal”. Esto significa que el proceso continúa sin su participación y el juez dictará sentencia en base únicamente a la versión del demandante, dando por ciertos los hechos que se le imputan.
Las principales consecuencias de no contestar son:
- Sentencia en rebeldía: el juez resuelve sin oír tu versión, lo que suele traducirse en una sentencia condenatoria.
- Embargos inmediatos: una vez dictada la sentencia, el acreedor puede iniciar la ejecución forzosa, incluyendo embargos de cuentas, nóminas o bienes.
- Costas procesales: deberás asumir los gastos judiciales del procedimiento, lo que aumenta significativamente el monto total a pagar.
- Inclusión en registros de morosidad: como ASNEF o RAI, lo que puede dificultar la contratación de servicios financieros o comerciales.
🚨 Advertencia: No responder a una demanda no hace que desaparezca. Todo lo contrario: facilita que se dicte una sentencia desfavorable sin que hayas podido defenderte. El silencio en estos casos juega completamente en tu contra.
En algunos casos, tras la sentencia en rebeldía, es posible solicitar la nulidad o la revisión del proceso, pero se trata de vías excepcionales y sujetas a plazos estrictos. Además, será más difícil revertir la situación si no se actuó desde el principio con diligencia. Por ello, si recibes una demanda, lo más sensato es buscar asesoramiento legal de inmediato y presentar una respuesta formal, incluso si se trata solo de solicitar más tiempo o plantear una posible negociación.
En resumen, no contestar es equivalente a renunciar a tu derecho a defensa. Incluso si no puedes pagar en ese momento, es preferible presentarte en el proceso, explicar tu situación y buscar alternativas jurídicas que afrontar pasivamente una condena segura.
Costes y gastos judiciales
Enfrentarse a una demanda judicial por impago no solo implica la posibilidad de tener que abonar la deuda reclamada, sino también asumir una serie de costes asociados al procedimiento. Estos gastos pueden incrementarse considerablemente si no se actúa con rapidez o si la sentencia resulta desfavorable. Por eso, es importante conocer de antemano qué tipos de costes y tasas pueden derivarse de un litigio de este tipo.
A continuación, se detallan los principales conceptos que pueden generar gastos en el marco de un proceso judicial por impago:
- Honorarios de abogado: aunque no siempre es obligatorio, es altamente recomendable contar con asistencia letrada. Los honorarios varían según la complejidad del caso y el profesional elegido.
- Honorarios de procurador: en procedimientos ordinarios, la intervención de un procurador es obligatoria. Sus tarifas suelen estar reguladas, pero también pueden variar.
- Tasa judicial: las personas físicas están exentas en muchos casos, pero las empresas deben abonar una tasa para iniciar o responder en determinados procesos.
- Costas procesales: si pierdes el juicio, puedes ser condenado a pagar las costas, que incluyen los gastos legales de la parte contraria.
- Peritajes o informes técnicos: si es necesario aportar pruebas periciales, el coste de estos profesionales corre a cuenta de la parte que los presenta.
💡 Consejo económico: Antes de iniciar cualquier actuación judicial, solicita un presupuesto detallado a tu abogado. Pregunta por posibles formas de pago y valora si puedes acceder a asistencia jurídica gratuita si cumples los requisitos económicos.
Otro aspecto a tener en cuenta es que los gastos pueden aumentar si el demandante inicia la fase de ejecución de la sentencia, lo que implica actos como embargos o subastas judiciales. En estos casos, se generan más costes que se suman a la cantidad inicialmente reclamada.
En algunos supuestos, es posible negociar con el acreedor antes o durante el proceso para evitar incurrir en todos estos gastos. Llegar a un acuerdo extrajudicial puede ser una solución más económica y menos desgastante. Sin embargo, si decides litigar, hazlo con una visión realista de los costes implicados y con un plan claro para gestionarlos.
Preguntas frecuentes
A continuación, respondemos algunas de las dudas más habituales que surgen cuando una persona se enfrenta a una demanda judicial por impago. Entender bien el proceso y tus derechos puede ayudarte a tomar decisiones más informadas y reducir la incertidumbre.
¿Puedo ir al juicio sin abogado?
Depende del tipo de procedimiento. En juicios verbales de cuantía inferior a 2.000 euros no es obligatorio contar con abogado ni procurador, aunque siempre es recomendable. En procedimientos ordinarios o cuando se alcanza esa cuantía mínima, sí es obligatorio acudir con representación legal.
¿Qué ocurre si ya he pagado la deuda antes de la demanda?
Si puedes demostrar con pruebas que la deuda ya fue saldada, tu abogado podrá presentar una oposición a la demanda. Es fundamental aportar justificantes de pago u otra documentación que acredite que no existe deuda pendiente.
¿Puedo llegar a un acuerdo con la parte demandante?
Sí. En cualquier momento del proceso puedes negociar con el demandante para intentar llegar a un acuerdo. Esto puede implicar el pago fraccionado, una quita de la deuda o incluso la retirada de la demanda si ambas partes alcanzan un pacto satisfactorio.
¿Qué pasa si no tengo dinero para pagar ni para un abogado?
Puedes solicitar justicia gratuita si cumples con los requisitos económicos establecidos por la ley. Esto te permitirá contar con un abogado y procurador sin coste. Además, en algunos casos puedes pedir un fraccionamiento del pago de la deuda o acogerte a mecanismos de segunda oportunidad.
¿Cuánto tiempo tarda en resolverse una demanda por impago?
El tiempo varía según la carga del juzgado y el tipo de procedimiento. Un juicio monitorio puede resolverse en pocas semanas si no hay oposición, mientras que un juicio ordinario puede tardar varios meses o incluso más de un año. Una resolución rápida también depende de tu agilidad para contestar y presentar la documentación requerida.
Conclusión
Enfrentarse a una demanda judicial por impago puede generar una gran carga emocional, financiera y legal. Sin embargo, como hemos visto a lo largo de este artículo, estar bien informado y actuar con rapidez puede marcar una diferencia crucial en el desenlace del proceso. La clave está en no ignorar la situación, reunir toda la documentación pertinente y buscar asesoramiento legal desde el primer momento.
Conocer los pasos del procedimiento, los plazos para contestar y las posibles estrategias de defensa te permitirá responder de forma adecuada y con garantías. Además, entender las consecuencias de no contestar y los costes judiciales que pueden derivarse del proceso es esencial para tomar decisiones responsables y evitar sorpresas desagradables.
✅ Recuerda: Una demanda por impago no es el final del camino, sino el inicio de un proceso en el que puedes y debes defenderte. Ya sea alegando el pago, cuestionando la deuda o buscando un acuerdo, siempre existen alternativas.
Si bien cada caso es único, el enfoque debe ser siempre el mismo: actuar con responsabilidad, informarse bien y contar con el apoyo profesional adecuado. Si tienes dudas sobre tu situación concreta, lo más recomendable es acudir a un abogado especializado que pueda orientarte sobre cómo proceder según tu caso particular.
En definitiva, una demanda judicial no debe paralizarte. Con conocimiento, preparación y asesoramiento legal, es posible minimizar los riesgos, proteger tus derechos y, en muchos casos, alcanzar una solución razonable para ambas partes. Tomar acción desde el primer momento es la mejor forma de retomar el control de la situación y avanzar con seguridad hacia una resolución justa.